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Consejos para ser un buen abogado

Elías Cohen-Junio 2013

 

​1) Orden y Paciencia



Hoy día en cualquier trabajo hay presión y prisas. El tiempo en los negocios es un factor fundamental, no hay duda, pero en las profesiones liberales gozamos del privilegio de poseer unos tiempos más dilatados. En la abogacía, hay tiempo para preparar los casos, hay libertad -si eres autónomo o asociado en un despacho- para administrar los casos que quieres llevar. Hay tiempo así que tranquilo y con paciencia.

De las cosas que más detesta un juez es un abogado desastroso, que se le pasen los plazos, que intente remendar todo con un parche...Llévalo todo bien ordenado y que no se te pase nada. Un buen punto con el juez ya lo tienes, y de ahí te creas una buena reputación en los juzgados.

Tienes que saber que vas a pasarte muchas horas sentado, leyendo, investigando, escribiendo... El orden y la paciencia son fundamentales para estructurar el caso.



2) Minuciosidad y Recelo



En la línea del anterior punto, debes tener claro que no se te puede escapar nada. Cualquier diligencia del juzgado, cualquier factura de una empresa, cualquier escritura notarial...todo es sumamente importante. Puedes estar horas nadando en el expediente del caso para encontrar algo que finalmente resulta intrascendente para tus propósitos, o puede que no tardes ni un minuto, lo importante es que siempre lo hagas minuciosamente, cuidadosamente, con recelo. Las prisas son malas consejeras.



Además, la lectura, el estudio continuo y la bilbiografía son esenciales para el ejercicio del derecho. Westlaw es una de las mejores herramientas actuales, una auténtica maravilla, pero también hay tomos fantásticos que puedes encontrar en cualquier librería con sección jurídica. Y cómo no, los interminables libros que estudiaste en la facultad. Derecho es una carrera en la cual no debes tirar los apuntes al terminar.



3) Mala leche



Lo siento, es así. Si quieres ser un buen litigante, si quieres hacer fortuna en la profesión necesitas mala leche. No debes sentir compasión por nadie, ni por tu propio cliente. Va muy bien sobre todo para las reticencias morales.



4) Olvídate de las series y de las películas del otro lado del charco



Para empezar, los sistemas son distintos. Aquí es todo mas formal y estático. También más ritual -¿hasta cuando seguirán las togas para los abogados?. También olvídate de andar de pie por la sala argumentando cual Perry Mason o Alan Shore. Si te dedicas al derecho penal será difícil que te toque defender a tu cliente o ser el abogado de la acusación particular ante un jurado. 

Lo siento, otra vez. Aquí es mucho más aburrido que en la tele.



5) Memoria e Improvisación



Hasta que no pisé un despacho de abogados, estuve de acuerdo con el Plan Bolonia, que según parecía, preparaba al estudiante mucho mejor que el anacrónico plan de 1953 que me tocó. Además, hacia trabajar a esos profesores indolentes que, año tras año leían un libro y sólo curraban 3 veces al año (febrero, junio y septiembre) cuando tenían que corregir exámenes. Discutí de ello con mi profesor de Teoría del Derecho, José Calvo, el cual estaba en contra de Bolonia, básicamente porque creía que los alumnos debían asumir y almacenar contenidos para poder llevarlos a la práctica y no tomar el Derecho como una guía de consulta.



Tenía razón. Cuando redactes tu primera demanda, no busques en internet un formulario, LEC o LECr en mano ponte a ello. Poco a poco asimilarás conocimientos fundamentales para el ejercicio de la profesión y no tendrás que perder en tiempo ni quedar mal ante un juez porque no te sabes los artículos básicos para cualquier procedimiento, sea civil, penal, administrativo o laboral. Memoriza. Conocer la ley al dedillo es básico para ser un buen abogado.

En las vista orales, que es en donde te la juegas al fin y al cabo, no sólo tienes que hacer uso de esa memoria privilegiada de estudiante de Derecho, sino que también debes tener una buena capacidad de improvisación, y anticipación. En muchas ocasiones, esa improvisación o anticipación -que se consiguen con horas de estudio, orden, paciencia, minuciosidad, mala leche y memoria- pueden darte el caso.



6) Puntos positivos



Es una profesión bonita y se ejerce cual otra profesión liberal. Tiene muchas salidas laborales, porque todo lo que nos rodea es Derecho: desde el ordenador desde donde escribo hasta el té que me estoy tomando. Detrás hay contratos, leyes de consumo, costumbres mercantiles, albaranes...El Estado contemporáneo y desarrollado está hecho por y para abogados.



7) Puntos negativos

Pese a que tiene muchas salidas laborales, hay abogados -ejercientes- a patadas. Destacar será un proceso de muchos años, de suerte, de empeño y de amor a la profesión.

Sin caer en ningún tópico, los principios morales son, en ocasiones, un problema. Pese a que siempre puedes opositar a Fiscal si te gusta el ejercicio pero tienes un gusanillo que te baila en el estómago cuando debes defender determinados intereses o clientes, también debes tener presente que si crees en el Derecho y crees que la Ley funciona, siempre debería ser la solución más justa la que el juez aplique.

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